La Catrina, de resfriada a Ilustrada
Estaba la muerte que titiritaba,
por el frío, los huesos le cascabeleaban.
resfriadita la pobre ya estaba,
pues no había remedio que me la curara.
Al I
Cervantes vino por un consejo,
pues estaba casi- casi desahuciada.
-Por ser vieja, por estar tan achacosa.
¡Muac! Poema
de Doña Sor Juana- dijo Hilda
¡Bah! Con un atole bien caliente y un
tamal de hoja de plátano, ¿mole o rajas?
no te pases Adrianita- dijo Oscar,
hagámosle la
lista calaca de lecturas,
¡Juan Cristóbal! - Pluma en mano, señor
La mu-erte de Artemio Cruz- dijo Manuel
Crónica de una muerte anunciada,
no es cubana sino colombiana- ¡Verónica!
-siempre tan acertada y preparada.
La flaca nos miró, se acercó a la balda
y cogió la mochila, el pasaporte,
aula latina, sueña, vuela, gente uno
y se nos marchó alegre y muy sonriente.
Ahora, ya sana, se divierte y aprende
a veces nos manda la sonrisa clara
de una novela certera e iluminaa´